La Ley Animalista me provoca un no sé qué, que qué sé yo, que sí sé: coloca a los animales, por ley, en miembros de la familia, integrados en sociedad, con la misma dignidad del ser humano, y hay que superar un curso para acoger a una mascota.

La vida no es una fábula, de acuerdo con no maltratar a los animales, pero no denigremos a la persona al nivel de los animales.

Protejamos a la infancia, y exijamos, por ley, un curso para traer un bebé al mundo, igual que se exige para acoger o adoptar.