Se nos ha ido Angelito, El Lechuguero (aunque, como siempre dice Paquita, “ojo, que La Lechuguera soy yo”). Y se ha ido como él quería y siempre decía, de repente, sin enterarse, sin sufrir y sin dar guerra.

Una vez, en una entrevista, le preguntaron a Lucio Urtubia qué era para él la democracia, y contestó: la democracia es el bar El Lechuguero de mi pueblo. Y así ha sido y será siempre, y eso gracias a él. Un sitio donde todo el mundo es bien recibido y aceptado.

¡Cuánto vamos a echar en falta esas conversaciones en El rincón de Angelito, su amenidad, sus conocimientos y su gracia! Y no te preocupes, que vas a seguir estando con nosotros y nosotras cada vez que estemos allí y te recordemos y, por supuesto, cada 4 de agosto que volveremos a brindar por ti.

Paquita, Bea, Angelines, podéis estar orgullosísimas de haber tenido un marido y padre así, y creo que el sábado os lo demostró todo el pueblo. ¡Qué pena que él no estuviera, lo que hubiera disfrutado!.

Hasta siempre, beti arte Angelito. Ha sido un placer y un orgullo haber sido tus amigos.