Soy médico especialista en Psiquiatría. Trabajo únicamente en la sanidad pública, me encanta mi trabajo y es una parte esencial de mi vida. Un sueño desde niña que ahora disfruto cada día. Pero ahora, estos días, me siento triste y confundida. Estoy confundida porque nunca pensé que el ser médico implicaba tener que renunciar a la posibilidad de luchar por una mejora en tus condiciones de trabajo sin que se te tache de egoísta. Esto nunca me lo explicaron en la facultad. Y triste porque tampoco creí que por haber estudiado Medicina pasaba a formar parte de una suerte de colectivo sin escrúpulos ni ética capaz de cualquier sucia artimaña, incluso ilegal, con tal de enriquecerse...Nunca pensé que, a pesar de que una parte importante de la población acude a nosotros en los momentos más difíciles de su vida buscando ayuda, en realidad lo más seguro para la sociedad es que se nos impongan medidas exclusivas que garanticen una conducta moral e incluso legal por nuestra parte porque sino... ¡a saber que podemos hacer!. 

Yo no pertenezco a ningún sindicato y tampoco tengo ninguna afinidad política especial. No sé si éste era estratégicamente un buen momento para la huelga, ni si la negociación se tenía que desarrollar en la mesa sectorial o en otros foros, porque de esas cosas no sé nada. Pero lo que sí que sé es que en algún momento había que exponer la situación actual a la opinión pública y demandar soluciones estratégicas a nuestros políticos (de cualquier signo) para que atajen la peligrosa deriva que llevamos.

La realidad es que en el Estado español hay un déficit de médicos importante y que cada vez más médicos muy bien formados por nuestro sistema educativo (algunos amigos y colegas míos, por cierto) terminan marchándose a trabajar fuera de este estado debido a las condiciones de trabajo y asistenciales paupérrimas que tenemos. Y sé que vivimos en una sociedad donde la ley de la oferta y la demanda impera (algo que no será, supongo, por culpa de los médicos), y que si las condiciones laborales y asistenciales no cambian en Navarra los médicos que aquí se formen no se van a querer quedar y tampoco vendrán médicos de otros lugares. Esto que estoy contando no es el futuro, es ya el presente. 

Os invito a que os informéis de cuántas plazas de Psiquiatría ha habido sin cubrir en Navarra en los últimos tiempos y la situación crítica por falta de facultativos en la que se encuentran (y han encontrado) por este motivo varios centros de Salud Mental de la comunidad foral en los últimos años. Y, de paso, cuántos psiquiatras han renunciado a venir a trabajar a Navarra quedándose en otras comunidades después de haber sacado plaza en la última oposición celebrada hace poco más de un año, incluso algunos con raíces, familia y/o afincados en esta preciosa tierra. O cuántos residentes de Psiquiatría formados aquí se van a quedar tras terminar la residencia este año y cuántos se van a ir, incluso siendo de Navarra alguno de ellos... Y hablo de Psiquiatría porque es lo que conozco de primera mano, pero os aseguro que es extensible a Medicina de familia y comunitaria y al resto de especialidades.

Esa es la realidad exclusiva que vive nuestro sector, ya que se habla tanto de exclusividad...

En resumen, que los médicos no somos diferentes a cualquier otra persona, ni pretendemos serlo, y preferimos trabajar en donde mejores condiciones laborales nos ofrecen, y actualmente Navarra no es uno de estos lugares.

Y aunque todo lo dicho anteriormente suene a egoísta, que lo puedo entender, no lo es tanto si se explica que esto tiene sus consecuencias directas en la atención de la gente. Si no hay personal suficiente el sistema se resiente, como está ocurriendo, y si no se hace nada terminará quebrando. Si no hay suficientes MAP o pediatras, los que hay y están al pie del cañón cada día no tienen el debido tiempo para prestar una atención de calidad sin menoscabo de su salud física y mental. Esto se traduce al final en una inevitable sobrecarga de la especializada, y si no hay especialistas tampoco... el colapso es seguro. Si hay un sistema público fuerte, con suficiente personal en condiciones físicas y mentales óptimas para dar al 100%, no hay cabida para la sanidad privada, haya o no haya exclusividad. La gente no quiere pagar más de su bolsillo por lo que ya tiene sin hacerlo. Es responsabilidad del gobierno actual o del que venga, sea quien sea, conseguirlo. Y de los sindicatos, sean los que sean, arrimar el hombro para lograrlo. Tanto si lo hacen como sino, se les recordará por ello.

*FEA Psiquiatría, Osasunbidea