Incluso a la pantalla de mi televisor le sentaba mal el irrespirable aire naranja de New York. Todos vimos con incredulidad cómo el humo llegado desde Canadá amenazaba con su toxicidad los elegantes rincones de la metrópolis del lujo. Hace 40 años no habríamos podido imaginar una cosa así. Y parece que fue ayer pero hace 40 años que compré a precio de saldo en una librería que cerraba para siempre, cuatro grandes libros de arte antiguo que nadie quería mirar y uno pequeñito de economía que nadie quería leer. Con los primeros me inicié en el arte, empecé a pintar, a ver exposiciones y a teorizar, incluyendo al arte conceptual. Por culpa del libro pequeño indagué en los procesos económicos. Con esos 5 libros y un aerógrafo hice la primera obra de exponer. La titulé El Original Pecado Capitalista porque el librito que las universidades no quisieron leer se titulaba El Pecado Monetario de Occidente. Si todos fuésemos uno como en la canción de Lennon Imagine, no habría problemas ecológicos ni económicos porque todos remaríamos en una misma dirección. Pero no es fácil ser todos uno. Ni para los mosqueteros. 

La competitividad egoísta inculcada por el capitalismo, sea capitalismo tradicional o capitalismo de Estado, el de los países totalitarios, nos enfrenta entre sí, nos pone a uno contra otro. Hace tiempo que no me pregunto qué o quién solucionará el cambio climático que nos viene encima, pero sí que me pregunto quién realmente maneja esta barca de locos que confunde la brújula con el reloj. A la brújula le dice que no hay tiempo que perder y al reloj le contesta con voz enfadada que las 8.40 pm no son unas coordenadas admisibles. 

Ya es tarde para hacer una revolución de pobres. Ahora se necesitaría una revolución de ricos. ¿Pero quién es capaz de tirar piedras a su tejado aunque también le vaya la vida en ello? Siempre pensarán que es mejor morir que vivir en la miseria como en el crack del 29. No se dan cuenta de que ya estamos todos en la miseria a pesar de su dinero de ficción. 

La deuda pública en EEUU (se supone que es el país más rico del mundo) era en 2021 de 29.476.402 millones de dólares. Después de la pandemia, igual que Europa, con una mano estaba inyectando dinero para reactivar la economía mientras que con la otra subía los tipos de interés para enfriarla. Ahora se encuentra negociando consigo mismo si eleva el techo de deuda. 

Mientras no arreglemos el capitalismo convencional y el capitalismo de Estado no solucionaremos los efectos perversos del clima. Hace mucho más de 40 años que Walter Benjamin dijo que el problema ecológico es un daño colateral del capitalismo. Puestos a sospechar se podría sugerir que igual no estuviese tan loco el loco que mató a Lennon.