El 15 de agosto Navarra estalla en fiestas en multitud de localidades. La Virgen de agosto es, sin duda, una de las fiestas más populares en honor a la Virgen María. Los habitantes de la Península Ibérica fieles al sensus fidelium fueron de los primeros en declarar, muchísimo antes que el dogma oficial de 1950, que María había resucitado con Cristo como primicia de todas las criaturas por su fidelidad a Dios.

Al principio se hablaba de la Dormición de María. El pueblo declaraba que María no había muerto sino que se había dormido llevada por los ángeles a la gloria del Cielo. Después los doctores de la Iglesia lo dijeron teológicamente: María es asunta al cielo en cuerpo y alma; es decir, resucitada. Nuestra Catedral pamplonesa es una de tantas iglesias que, respondiendo al sentir popular, tiene este misterio como advocación titular del templo. Y es una celebración a la que merece la pena acudir. Por la tarde del día anterior al 15 de agosto, las solemnes vísperas y el Rosario de los Esclavos. En el día, la solemne misa a las 12 y por la tarde el Rosario con la imagen procesional de Santa María la Real, preciosamente engalanada en nuevas andas por las naves y el claustro, gracias a la devoción de la Corte de Santa María la Real y a la Congregación de Esclavos del Rosario con la exquisitez particular de Carlos Burgui y su equipo.

La alondra regresará a su nido, la luz crepuscular se filtrará por las vidrieras, las campanas al son de la María tañerán gozosas, Santa María la Real sonreirá y las personas asistentes pregustaremos el Cielo de la que ella goza. ¡Entrañable fiesta de nuestra Ciudad en su Catedral!