Un partido como el PP, que sólo en la Comunidad Valenciana tiene casos de corrupción por más de 15.000.000.000 de euros (sí, quince mil millones de euros y en Madrid puede duplicar esa cifra) y no ha sido ilegalizado (recuérdese la relación incestuosa del PP con el Poder Judicial, Cosidó y el control de la sala 2ª del Supremo desde detrás o la negativa del PP a renovar el CGPJ), insisto, y no ha sido ilegalizado, cómo puede tener la desvergüenza de tenernos todo el día machacados con afirmaciones como “Gobierno ilegítimo”, “pactos con los enemigos de España”, “pactos con ETA”, “un prófugo dirige el Gobierno”, “van a romper España”, “no nos van a callar hasta que se convoquen elecciones”, “devolveremos golpe por golpe”, “hijo de puta”, “Sánchez a prisión”… Como no les basta, recomiendan que Sánchez se vaya del país en un maletero; o vaticinan que nos traerá una dictadura y que la democracia está en peligro por culpa de una amnistía a cambio de 7 votos, cuando el PP firmó una amnistía para 30.000 defraudadores, una mayoría de su cuerda (amnistía que, por cierto, fue declarada inconstitucional, aun cuando ya se habían beneficiado de ella). Entonces, Cuca Gamarra no decía lo que dice hoy, “frente a la amnistía: igualdad, libertad y dignidad”.

Pero todavía es poco y se permiten, ellos o sus admiradores, la creación de memes, como el del coche del asesinato de Kennedy con Sánchez en su lugar y la original frase “espero que tenga la misma puntería”; o la foto del nuevo Gobierno con el añadido de Puigdemont, Junqueras y Otegi, con una gran estelada de fondo.

Paralelamente, un grupo de militares de alto rango retirados piden al Ejército que destituya al presidente (esto le pilla a Margarita Robles preparando el discurso de su renovación como ministra de la cosa y no puede actuar).

Tienen una jeta que se la pisan, son cansos de cojones y aburren a las vacas. Pero, ¡eh!, tienen peligro.