Tendemos a negar la realidad personal de muchos sucesos emocionalmente traumáticos. Y no podemos pasar por alto que el dolor emocional es mucho más intenso cuando se sufre a solas. El primer paso para la curación emocional es darse cuenta de lo que lo que pasa es normal. No nos gusta, pero es real. 

Cuando alguien sufre heridas en la infancia o la madurez, el camino de curación es difícil. Con frecuencia la psicoterapia puede cambiar las cosas. Pero las curas rápidas son la excepción y no la regla. Al afrontar un dolor desbordante, se necesita ayuda ajena para profundizar y descubrir la fuerza interior para afrontar el sufrimiento humano para sobrevivir, curarse y crecer. 

Se ha dicho en ocasiones que, en los malos momentos, la única solución es vivir bien la vida. ¿Cómo? Dándole a la vida la mejor oportunidad, aceptando tus limitaciones humanas, tratando de vivir la verdad de quién eres realmente y siendo honrado contigo mismo. Todas las personas son encomiables. El coraje, la fortaleza, la ternura y la capacidad de amar son la parte humana que permite a la mayoría conseguirlo. Es decir, sobrevivir, curarse y crecer con vitalidad.