La RAE define la soledad como “carencia voluntaria o involuntaria de compañía”. Hoy, lo vemos en distintos ámbitos de la vida humana. Desde la soledad no deseada, pasando por el aislamiento del uso de móvil, llegando al aislamiento motivado por los poderes públicos, en el destierro que sufrimos por la ausencia de soluciones de las demandas sociales. El confinamiento por la pandemia está conformando un nuevo tipo de sociedad carente de las relaciones sociales del pasado. Los trayectos del transporte público son un buen observatorio, donde se manifiesta esta soledad, por el uso del móvil en la mayoría de los casos.

El temor a los avances tecnológicos, ya sea por la pérdida del puesto de trabajo, o por su mal uso, nos está cegando en la pérdida de todo tipo de relación social física. En los colegios, se ha eliminado el uso del móvil por su distracción en la formación. ¿Y en los adultos? Aquí no hay prohibiciones, porque de forma voluntaria, nos estamos aislando de la convivencia social. Sólo hay que echar un vistazo al aumento de los hogares unipersonales.