En los años 90 hubo mucha polémica en Pamplona en torno al encierro porque se convirtió en costumbre apoyarse en los toros y utilizarlos como referencia para acompasarse con ellos y evitar caerse. Desde que se empezó con esta práctica hasta que se detectó y se creó la conciencia de que aquello estaba mal hecho y había que intentar evitarlo, pasaron varios años. Se hizo campaña desde varios puntos y se impulsó la idea de que no era una buena práctica y los toros no necesitaban aprender de esa forma. Se consiguió al menos que quienes lo siguieron haciendo (que fueron unos cuantos todavía) no lo contaran como una proeza sino justo, por lo contrario.
No habían nacido todavía algunos de los que en la actualidad están llevando esta práctica a su lado más extremo en la parte final del recorrido. Ya no se conforman con no evitar tocar a los animales, sino que los tratan como si fueran de goma. Se permiten empujarlos, separarlos, dejarse empujar por sus cuernos y apoyarse en su testuz para coger sitio. Y publicarlo diariamente en sus redes sociales como algo que es una hazaña y tiene gran dificultad. Sin duda es difícil hacerlo y requiere mucha preparación. Pero no está bien hacerlo en el encierro de Pamplona con los toros que se lidiarán por la tarde. Los animales deben llegar a los corrales lo más limpios que se pueda, a ser posible sin apenas haber tocado a nadie. Más allá de lo estético y el perjuicio para la lidia vespertina hay algunas prácticas que, con la ordenanza municipal en la mano (https://www.pamplona.es/ayuntamiento/varios/ordenanza-municipal-del-encierro), consideramos sancionables y las autoridades deberían tomar nota.
No está bien pasar de correr para acompañar a los toros, a correr para que te pillen y, como no suele ocurrir nada, dejarse alcanzar de nuevo para seguir adelante. Los que han corrido delante de los toros no se han librado de tocarlos en alguna ocasión o que en algún momento les contactasen. Cuando ha habido algún susto y un animal ha estado a punto de llevarse a alguien por delante, la reflexión y la decisión nos hacían pensar que no se estaba lo suficientemente rápido o despierto y que se debía salir de la carrera de la forma más digna posible. Y mañana será otro día. Si un toro te alcanza y has tenido la suerte de no ser empitonado, no puedes seguir corriendo como si nada sucediese esperando otro toque para centrarte más entre los pitones. Seguramente, ese no es tu día y debes dejar tu sitio a los demás. El encierro de Pamplona es tan grande que no te va a echar de menos, y lo decimos por experiencia.
Los autores son corredores del encierro de Pamplona