Llevamos unos días de noticias lamentables. Ahora, toca hablar de la detención del responsable de la Policía Nacional contra el blanqueo de dinero, a quien le han encontrado 20 millones de euros en su domicilio. Ahí es nada. El defensor de la ley se convierte en delincuente. Nada nuevo en nuestro sistema.
Con la corrupción política tan extendida y tanto dinero defraudado, no es de extrañar que algunos cedan a la tentación de desviar una parte para su propio bolsillo, pensando que nadie lo notará. La pregunta es: ¿quién le pone el cascabel al gato? Esta lucha contra el fraude, la prevaricación y el blanqueo de capitales parece no tener fin en nuestra sociedad. Quizá haya que confiar en la tecnología para gestionar y proteger el dinero público de una manera más eficaz.
Hoy en día, la prisa por enriquecerse rápidamente, sin importar el método ni el origen de los fondos, sigue siendo noticia. Esperamos que algún día se hable de una gestión ejemplar de los impuestos, y que esos pillos sean identificados antes de delinquir. ¿O es sólo una utopía?
Hoy, el que no corre, vuela.