El Ayuntamiento de Pamplona acaba de publicar comunicación acerca de la limitación de circulación de vehículos de emergencias y transporte público en zona hospitalaria en un tramo de 100 m. aproximadamente. Los accesos siguen siendo los mismos, pero la calle Irunlarrea deja ya de ser enlace entre la Avenida Pío XII y Avenida de Barañáin.

En el comunicado se menciona que no es un punto negro pero que en cambio sí que ha habido un índice de siniestralidad en este caso reseñable. Es decir, donde antes una vía urbana seccionaba un complejo de diferentes inmuebles que con el paso del tiempo han tenido que ir adaptándose al crecimiento y necesidad de la ciudad, en menos de dos meses se da un primer paso para, de algún modo, aislar el tráfico regular sin impedir en ningún caso su actual funcionabilidad, protegiendo la transición peatonal y de servicios entre Hospital Virgen del Camino-maternidad-pediatría y Príncipe de Viana-pabellones: la isla del HUN. Se trata de una regularización positiva del tránsito fundada en el sentido común de dotar al HUN de sus propias necesidades, que también hay otras pendientes. Prohibir no es el término que se traslada pues, pero sí mejorar.

Aún hoy el sentir social de la población es negativo ante este tipo de medidas, donde percibe un ataque directo a su libertad de movilidad, pero en cambio no se explican los fundamentos y la actual problemática en las ciudades de nuestro siglo. No hay cultura que permita hacer entender el déficit actual ni la transición que se requiere de cara a construir un nuevo entorno, con su consecuente sacrificio.

Es trabajo de todos desarrollar un espacio más seguro y accesible, que requiere de una mayor colaboración ciudadana pues en definitiva no se trata de un asunto baladí, ni de culpabilizar a técnicos y representantes de la ciudadanía del trabajo que desempeñan.

Estamos hablando de una enorme tarea que a todos nos afecta, de un modelo evolutivo y de transición el cual aún hoy no tiene una única fórmula aplicable a todas las ciudades, de una falta de cultura hoy ya desmedida y prácticamente sin control supeditada económicamente por un sector que rompe el urbanismo de las ciudades al implantar un único modelo de movilidad con actuales índices sin sostenibilidad alguna, y sobre todo de falta de concienciación y del factor más importante para todos nosotros: el tiempo.

Con mucho sacrificio se puede amortiguar el coste económico, se pueden desarrollar sistemas sostenibles futuros, pero ya hemos perdido mucho tiempo, y el tiempo es el principal motor de la movilidad. Su coste no tiene precio y en cambio sí mucho valor para todos nosotros; es nuestro bien más preciado.

Es pues así que antes de Sanfermines el tiempo para poder aparcar en HUN no variará, ni habrá mayor facilidad de estacionamiento. No es esa la cuestión. Para entonces HUN se dota de mayor prevención y mejor transición de servicios internos así como para quienes con poca fortuna hemos de acudir sin remisión a zona hospitalaria. Felicidades.

*El autor es experto en Seguridad Vial