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¿Será la minería de cobre en Navarra la próxima destrucción ambiental?

¿Será la minería de cobre en Navarra la próxima destrucción ambiental?

Cuando el proyecto minero de sales potásicas de la empresa Geoalcali y Mina Muga aparece estos días en los informes de la UCO, nos enteramos de la aparición de un nuevo proyecto de investigación en minería en Navarra. En este caso, el objetivo es intentar extraer cobre del subsuelo.

El proyecto es de la empresa Iberian Copper, SL, que al igual que Geoalcali, ha sido creada en 2024 en Salamanca con un capital exiguo de 3.000€. Vemos como se repite el modus operandi del caso Geoalcali: se crea una empresa, sin experiencia minera, que se hace con los derechos mineros para la exploración e investigación. Nos tememos que en el caso de este posible proyecto de cobre, al igual que con lo sucedido en Mina Muga, pueda repetirse la historia.

Se da el caso de que las posibilidades de minería de cobre en Navarra son escasas, al decir de un geólogo experimentado como es Antonio Aretxabala. La franja en la que se han encontrado minerales de cobre cruza Navarra de oeste a este, entre Sorlada y Cáseda. Se trata de una zona en la que han aparecido muchas pequeñas minas o cavidades vinculadas a la explotación de cobre por los pueblos ibéricos o romanos, como es el caso de la conocida como Covacha de los Hombres Verdes de Urbiola.

Y precisamente en esta esta zona se ubicó la última mina de cobre de Navarra, Mina Emilía de Sorlada, que se explotó entre los años 1890 y 1910. Pero la poca existencia de mineral obligó a abandonarla a primeros del siglo XX. Se trata, como vemos, de una formación geológica que dispone de pocas posibilidades de explotación.

Sin embargo, en la actualidad el cobre tiene una gran relevancia entre los minerales. Ello provoca un efecto llamada en empresas e inversores, que buscan arrimarse a la próxima burbuja. El contexto es claro. La Unión Europea está impulsando la diversificación de sus fuentes de minerales como el cobre, considerado mineral crítico. Su objetivo declarado es reducir la dependencia de otros países, desde donde se importan la mayor cantidad de este metal, como son Chile, Perú y China. Porque no hay que olvidar que el cobre es el material central sobre el que descansa toda la infraestructura de transición a las energías renovables.

Como ya es de sobra conocido, la mayoría de las energías renovables se producen en forma de electricidad. Este tipo de energía no se puede almacenar fácilmente, y es necesario que esté circulando constantemente por las líneas eléctricas. Y el mineral clave para conseguir la distribución de electricidad con las mínimas pérdidas posibles es el cobre.

Es por ello que este metal se encuentra en el centro de la transición energética, y sus reservas geológicas están siendo ampliamente analizadas para su explotación. Sin embargo, análisis independientes como los efectuados por la doctora en Ciencias Químicas Alícia Valero indican como este mineral puede llegar a ser el cuello de botella de esta transición, dado que es posible que no exista suficiente cantidad en el planeta Tierra para poder abastecer a todas las necesidades que se derivarán de la electrificación que necesitan las energías renovables.

Dentro de este esquema es donde se encuadran todos los planes a nivel europeo y estatal de impulso de la minería, como la Ley de Materias Primas Críticas, aprobada por la Unión Europea en 2024, que estableció objetivos ambiciosos para la producción y el procesamiento de estos materiales. Y sería en ese contexto donde una empresa desconocida como Iberian Copper, SL ha planteado al Gobierno de Navarra la investigación de los recursos mineros de cobre que pudieran existir en los permisos "Eslava 3603" (entorno de Aguilar de Codés y Sorlada), "Etayo 3604" (alrededor de Villamayor de Monjardín), "Solana 3605" (Villatuerta y alrededores) y "Cáseda 3606" (entre Lerga y Cáseda aproximadamente).

Nos encontraríamos por lo tanto con un proyecto de una empresa sin experiencia, creada de la nada, con nula información pública, con un puro afán especulativo en torno a la explotación de los recursos naturales, y que puede llegar a amenazar con la destrucción de patrimonio natural y agrícola de nuestra tierra.

En este caso, el reclamo sería la supuesta transición energética. No será la primera vez que supuestas necesidades estratégicas se conviertan en la artimaña para calificar de interés foral o de utilidad pública determinados proyectos, y así extender una alfombra roja para recibir fondos públicos y tratos de favor. Cuando todavía están pendientes nuevas sentencias en torno al proyecto de Mina Muga paralizada por el Tribunal Superior de Navarra, y todavía no se ha aclarado los posibles tráfico de influencias en torno a ella, no podemos dejar que sucesos así se vuelvan a repetir.