Abrí un taller de libros y me resisto al stand by por motivos obvios. Que dicho sea de paso no me gusta esa palabra, ni usar anglicismos, pero mira tú, uno se siente conquistado aunque no quiera. Son cosas que se salen de tu control. Y un día ves cómo plantan una bandera extraña sobre tu ojo. Y así, conquistado, utilizas expresiones que, virgen, nunca hubieras utilizado. Esa es la presión de todo lo que nos viene de fuera. Pero yo que me regodeo en mi cueva, perdón, pero a mí que me encanta mi cueva, me parece muy interesante las aportaciones de quienes van y vienen, añadiendo un toque de originalidad a “lo nuestro”, color incluso, que somos muy de blanco y negro, aunque en fiestas vayamos de blanco y rojo. Con lo que quiero decir que nunca me opondré al intercambio intercultural. Simplemente digo que con obviamente y con stand by, no quiero bajar la guardia ya que en la vida nada me parece tan obvio que deba llevar ese nombre y tampoco me parece que stand by refleje exactamente lo que quiero decir. Que tiene que ver con un tiempo de reflexión profunda para seguir botando barcos (libros) que crucen los siete mares y den la vuelta al mundo. Y así os lo cuento, preparando la gran carrera, ahora que mi rodilla no quiere, así de optimista soy, un lujo para remontar cualquier ¡no! que la vida nos da...