La banca gana, la banca quiebra
Si algo nos enseñó el Palé y el Monopoly era que esto es lo único importante. Porque todas tus estrategias para hacerte más rico de nada valen si la banca se va al garete. Y la consigna es clara, aprovecha tus oportunidades y avanza. Invirtiendo con cabeza.
Más en este mundo maldito, en el que al que no le estalla una guerra se lo lleva un cataclismo, y si sobrevives, te conviertes en un desplazado sin casa, ni patria, ni familia, tener dinero para invertir es una quimera. Y subsistir es tu primera opción.
Y que si aranceles, que si opas hostiles, que si dividendos, que si los mercados tiemblan, pero la banca gana, te traen sin cuidado.
Porque mientras la sección de necrológicas pregunta por ti, cada vez más cercano el día de ser cofrade de Berichitos. Con lo que la confianza inversora en los nuevos escenarios se queda para tus herederos.
Y eso si eres consumidor en el primer mundo. Todos los demás, extranjeros y foráneos pobres. Tirar de la cadena al cagar, que la mierda huele. Y me da dolor de cabeza escuchar a las células cancerosas extremistas decir que la culpa de todo es vuestra, porque vuestra mierda huele peor.
Porque ya sabéis, se llama difama, que algo queda. Y mientras el revuelo. Todos, el dinero a Suiza. Ese poquito de parné, que no vemos, ni veremos, pueblo llano. Y así os lo cuento.
Nota: Hasta hace poco creía, de un tiempo aquí me he vuelto descreído. Que dicen poder, y me entran sudores fríos.