Si algo podemos decir del debate en torno al Monumento de los Caídos es que el tiempo nos está dando una y otra vez la razón a las asociaciones de víctimas del franquismo y de memoria histórica. En su día ya dijimos que era posible la descatalogación del mamotreto, y el informe de Príncipe de Viana nos daba la razón pues toda su argumentación estaba fundada en la Ley de Memoria Histórica de Navarra. 

Además, ese mismo informe recuerda que todo el edificio es un símbolo franquista, ni más ni menos que el mayor de Navarra y el segundo en todo España, y que dicho monumento aparecía en el catálogo que elaboró el Fondo Documental de la Memoria Histórica, en el que se recogían todos los símbolos franquistas que han de ser retirados como manda nuestra ley de reparación de las víctimas del 36.

Hace unos días, el Ayuntamiento, tras solicitarlo formalmente, nos remitió a las asociaciones el decreto de alcaldía, por el que nombra un comité de expertos para que asesoren sobre el contenido del futuro centro de memoria y contra el fascismo. En ese mismo correo, se nos recuerda algo importante que ya veníamos señalando desde las asociaciones. Resulta que este comité de expertos debe hacer un contenido “complementario al del Instituto de la Memoria” situado en el palacio de Marqués de Rozalejo. En “román paladino”, ¡ojo! no vayan a hacer ustedes dos centros, con un coste millonario por cierto, ¡repetido!

“Humano es errar; pero solo los necios perseveran en el error” dice el refrán. En el fondo nos encontramos con un empeño por “hacer algo en Caídos”, una actitud timorata que no se plantea por principio el derribo del monumento, y un pagano, el Instituto de la Memoria, que se va a ver eclipsado por el futuro centro en el mamotreto. Y por si fuera poco, todo ello contra el sentir unánime de las asociaciones.

Si las fuerzas políticas que impulsan este proyecto dieran marcha atrás, hoy podríamos estar a las puertas de la inauguración del Instituto de la Memoria Maravillas Lamberto, y con un proyecto de desmantelamiento de Caídos y una nueva plaza de la Libertad para toda la ciudadanía, habiendo cumplido el mandato democrático de escuchar a las víctimas del franquismo. A tiempo están de sacar la “pata del charco”.

* Militante de la memoria histórica