Hoy, sábado 22 de noviembre, nuestra madre, Ana Guerra Lacunza, cumple 66 años y, muy a su pesar, se jubila. Resulta envidiable que, tras 38 años trabajando en la sanidad pública navarra, siga sin ganas de colgar la bata.
Comenzó su etapa profesional en 1987, realizando la residencia en el antiguo Hospital de Navarra. Al terminarla, trabajó durante unos meses en el Hospital Reina Sofía de Tudela, y, finalmente, recaló en el Servicio de Digestivo del ahora conocido como Hospital Universitario de Navarra (HUN), donde se especializó en tumores gastrointestinales, impulsando así, junto a su equipo, el programa de detección precoz del cáncer de colon en Navarra.
Ha desarrollado su labor en diferentes cargos, coordinando equipos e impulsando estudios y programas, a la par que acompañaba a sus pacientes y familiares, siempre con una mirada médica, pero también humana y cercana. Quizá por eso la han definido como “una médico que cura con las palabras”.
Mamá, has sido una trabajadora ejemplar. Durante toda nuestra vida hemos visto de cerca cómo te dejabas la piel dentro y fuera del hospital, con absoluta vocación. Te has implicado con cada paciente como si fuera el único y has demostrado pasión por tu trabajo y por la verdadera esencia del mismo: ayudar a las personas. Dejas una huella imborrable en muchas de ellas.
Disfruta de esta nueva etapa, con tiempo para ti y con el cariño de toda la gente que ha tenido la suerte de andar parte de este camino cerca de ti. Te la mereces.