miguel Sanz me recuerda cada día más a Nosferatu, príncipe de las tinieblas de la escena foral desde que el mundo tiene memoria, voluntariamente eclipsado y presto a convertirse en un no muerto para la política. Seguirá levantándose del ataúd para presidir los consejos de administración que estos fructíferos años hayan puesto a su disposición. Su puesto no será ocupado por Alberto Catalán, aunque no por falta de ganas. Llegará alto, de todas maneras, no sólo por ser también corellano, sino por las formas de Jack el Destripador que está exhibiendo en la cartera de Educación con todo lo relacionado con la lengua vasca. Un aire parecido le veo a Cervera, pero más de ese niño mimado que fue el Norman Bates de Psicosis. Nieves Ciprés ha sido su última víctima en la ducha de la mansión pepera del terror. A Sergio Sayas, en cambio, me lo imagino como al Jack Nicholson de El resplandor, perdido en el laberinto helado de Berriozar, pero eso sí, sin soltar el hacha de la mano. La Matanza de Texas, por su parte, la interpreta a la perfección la plana mayor de Nafarroa Bai. Txentxo Jiménez secciona de un golpe de motosierra el brazo derecho de Maiorga Ramirez, mientras que éste hace lo propio con la pierna izquierda de su contrincante. Sus dos socios, Agirrebengoa y Urra, acaban disputándose los restos para solaz de sus adversarios políticos. La niña de El exorcista es, en cambio, el gran papel de Roberto Jiménez. Ha sido poseída por el diablo y se limita a vomitar, sin que haya sacerdote ni fraile que la haga volver del lado oscuro. Y a Yolanda Barcina sólo me la puedo imaginar, salvando las más que evidentes distancias con Salma Hayek, como a la bailarina del tugurio de Abierto hasta el amanecer. "Satánico Pandemónium, la mujer más siniestra sobre la faz de la Tierra", dice el dueño del garito para presentar a la que, segundos después de una danza hipnótica, va a convertirse en implacable vampiresa devoradora de incautos. Nos anuncian la llegada al Gayarre del Circo de los Horrores cuando hace tiempo que lo tenemos instalado en esta bendita tierra.
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