Madera
la bolsa se desploma. Los irlandeses van a tener que tomar menos de media docena de Guinness antes de almorzar si quieren que les llegue para almorzar. La ministra Salgado dice que nuestra economía es más fuerte que la irlandesa pero que lo que haya que hacer se hará, así que vayan preparando la elasticidad de sus esfínteres para que "por el bien de España" salgamos de donde sea quiera que estamos. Miguel Sanz -unos 80.000 euros anuales de sueldos y dietas desde hace unos 13 años- declara que "las pocas perras que tengo las tengo en la CAN" y que la caja que antes era de aquí, y ahora ya no se sabe ni se sabrá nunca de dónde es, es "solvente", un mantra que de tan repetido da que pensar si no sería mejor o cuando menos más digno sacar de ahí el dinero y meterlo en un banco eslovaco, que te robarán igual pero al menos no les entiendes. Mientras, un ex futbolista multimillonario anuncia que hay que sacar el dinero de los bancos, seguramente porque él ya lo tiene metido en algunas otras partes a las que los mortales comunes ni tenemos ni tendremos acceso ya que sólo se accede a partir de una cifra que jamás llegaremos a reunir. Sin embargo, hoy iré a la inauguración de la exposición de las esculturas de Iñaki Zaragüeta en el Condestable y nada de lo anterior me importara un carajo porque, cuando uno tiene delante cosas bellas, aunque sólo sea por unos instantes es capaz de olvidar que estamos metidos en un mundo completamente desquiciado. Yo, que no sé nada de escultura, ni literatura, ni pintura, ni arquitectura, ni de nada que acabe en tura salvo hartura, me quedo mirando esas maderas que han estado décadas sin salir a la luz porque el tío Iñaki es así -un padentro- y compruebo que, a pesar de todo, seguimos aquí y nos tendrán que sacar a martillazos. ¡Suerte Zaragu!
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