venid aquí ahora mismo todos. He dicho todos, Robertico tú también. Vamos a ver ¿dónde están los billetes del Monopoly? Si es que lo habéis dejado pelado, ¡por favor!

Sacad ahora mismo todo lo que tengáis en los bolsillos y devolved el dinero. Miguelín no te hagas el tonto diciendo que tú ya no juegas. Y saca la bolsa del almuerzo que me parece que, a la chita callando, has arramplado hasta con las tarjetas de la Caja de Comunidad.

¡Si es que así no hay manera de jugar a nada!

Primero acaparásteis todas las piezas de las construcciones para hacer esos mamotretos con los que no juega nadie. Luego me montasteis un circuito de coches que me empantana media aula, ahora desvalijáis el Monopoly? Sí, ya sé que queríais poner "muchas muchas casas y muchos muchos hoteles por todo para ser trillonarios", pero no hay que hacer trampas. Venga Yolandita no empieces a gimotear que tú eres la peor. Te estás quedando sin amigos. ¿No ves que hay que compartir y que no se puede mandar siempre?

Estoy harta de acusicas, de patadas en la espinilla y de que digáis que no tenéis culpa de nada porque todo el mundo hacía lo mismo. Quiero que entendáis bien una cosa: las normas sirven para que todos podamos jugar y son iguales para todos. No vale ir modificándolas sobre la marcha según me convenga y luego decir que claro, que no estamos jugando a la Oca sino a la Ceoca, que es algo parecido, pero no igual.

Sí, ya sé que los mayores también hacen esas cosas. A esos los mandaba yo a un rincón de pensar muy grande que han abierto en Soltxate, para una buena temporada ¡y con menú de Mediterránea de Catering!

Hala, ahora juego libre un rato hasta que vengan a recogeros vuestros padres, que con el poco caso que hacéis y lo que me pagan después de los recortes no merece la pena degañitarse.

Postdata: lo de la Ceoca es autobiográfico. Me lo hizo el otro día mi nena de cuatro años.