VAYA susto el del lunes pasado cuando vi el otro diario de la Comunidad Foral: "Barkos pidió una subvención para Euskalerria Irratia, de la que es accionista". No sabía si estaba viendo la primera página o el chiste de Oroz de la contraportada. Imagino que lo que buscaban, claramente, y valiéndose de la desinformación a la que tienen condenados a sus lectores, es que hiciesen paralelismos entre Barkos y otros políticos que realmente se están llenando los bolsillos con dividendos, jubilaciones, dietas y todo lo que arramplan. Pero fueron a elegir a la vapuleada Euskalerria Irratia. ¿Cómo puede alguien imaginar que se pueda estar ganando dinero con Euskalerria Irratia? Eso ni es posible ni es el objetivo de la empresa que sustenta a la emisora. Esto es un asunto de cultura, de información y de derecho a utilizar el euskera, una lengua propia de la Comunidad que no ha sido transplantada desde ningún sitio.
Todos estos principios los volverán a repetir el jueves que viene los responsables de la emisora, pero esta vez en Estrasburgo. Hablarán delante de los 55 miembros de 17 Estados diferentes, que integran el intergrupo de minorías del Parlamento Europeo.
Esta no es la única vía abierta hacia Europa: en el Tribunal de Derechos Humanos está ya la petición de licencia. Ya que en Navarra se les castiga y en España se les ignora, habrá que acudir a instancias más altas, y en principio más respetuosas con el multilingüismo y la cultura en general, para obtener el dichoso permiso.
Este asunto viene a engrosar todavía más la carpeta de frentes judiciales abiertos: en el Supremo está el pleito por el anterior reparto de licencias y un recurso de casación por el trato de favor dado a otra emisora; en la Audiencia Nacional está el tema del expediente sancionador y la multa de 30.000 euros que le pusieron en 2009 por unas interferencias que no hizo, y ante el Gobierno foral hay un nuevo recurso de alzada que pide la anulación del reciente concurso.
Está el asunto como para pagar dividendos, ya, ya?