Ahora nos salen filósofos o vendedores de feria de crecepelo y amparan sus abusos con donosuras de beodos. Notoriamente enriquecidos, ellos y sus parientes, sus amigos y socios, si tienen que hablar de la imparable marea de pobreza y desistimiento social, dicen que ellos, manda narices, ellos también tienen dificultades para llegar a fin de mes.
Por su parte la atrevida Cospedal dice que su dedicación a la política es caridad por el bien común. No, no, caridad no, amor, amor del bueno, porque con él o a su costa se ha forrao, forrao.
Los otros nos acogotan y dicen, escúchenlos, escúchenlos, que es por hacernos partecipes no de l’ancarnación, como el soberano san Roque, sino del malestar social por ellos creado, del saqueo practicado por sus socios financieros, de la destrucción del estado del bienestar y de la democracia, ese país en derrota en cuyo nombre hablan, diciendo que su esfumado estado de bienestar funciona mejor que nunca... ¿Porque ha desaparecido?
Lo dijimos hace años: “Somos los paganos de la farra”. Y lo somos con recochineo, con más mansedumbre de la que cabría esperar, en Madrid y en Pamplona, y allí donde los empujones sociales no cesan. ¿Qué se esperaba el alcalde Maya, que le echaran rosas cuando pasó por la calle de la Curia? ¿Las cinco rosas famosas que por lo visto es lo suyo y lo de su camada? No, la calle de la Curia de Pamplona no le batió palmas al son alegre de la paz porque no la hay, hay miedo y hay palos, y los va a haber más en un futuro inmediato. Para esto no hace falta ser adivino de feria, insisto, me repito, sí, lo sé, tanto como la realidad que nos toca vivir: esta dictadura de nuevo cuño, enmascarada, travestida, no ha hecho más que empezar.
“Un estado de excepción encubierto”, dice un jurista al comentar la Ley Mordaza que acaba de sacar adelante el gobierno usando el rodillo democrático de la mayoría parlamentaria, algo que en caso contrario habría levantado olas de indignación mediática -prensa secuestrada la española esta sí- y acusación de populismo, autoritarismo, bolivarianismo, totalitarismo... y ETA, que no falte la ETA en esa salsa zafia de acusaciones y descalificaciones que tienden a aplastar, de cara a sus votantes, a esa nueva oposición que le ha surgido con fuerza, la que al menos parece que está espabilando la izquierda tradicional. Quienes han debilitado a la democracia no son los líderes de la izquierda, sino la derecha de los chanchullos, los empujones, el servilismo económico, la creadora del estado policial más nutrido y más violento de Europa.
Detrás de la Ley Mordaza van a venir otras, van a venir más recortes de libertades y de derechos. Su objetivo final es acallar cualquier forma de protesta social, e incluyo en ella la libertad de expresión e información, y conseguir una sociedad por completo sometida, muda, inerme, por respeto no a unas leyes que enmarquen y protejan derechos y libertades, sino por miedo a la arbitrariedad policiaca, a la nueva burocracia represiva, la que puede detener, apalear, fichar y multar a los ciudadanos por todo y por nada sin que a estos les quepa recurso alguno ni protección. El gobierno policiaco de la nación puede actuar al margen de los tribunales, lo ha hecho y lo va a hacer amparado por una ley represiva. Parece mentira que este hecho no tenga la respuesta popular y mediática que merece. No la tiene. Los voceros gubernamentales calientan las orejas de su parroquia, los intelectuales orgánicos, muchos más que los que cobraban del fondo de reptiles, callan, cuando no aplauden a ver si les cae algo o miran para otra parte, se amoldan, hacen filosofía, cuidan de sus ahorros, de su masita. A la oposición no le queda más remedio que arrebatarles el poder por las urnas y mientras tanto tragar y alborotar algo, lo que se pueda, poco más, consiguiendo de cuando en cuando victorias pírricas, e intentar formar un sólido frente de izquierdas antes de que lo prohíban por ley, después de que ellos formen otro de salvación nacional, sin ley este, por puro refinamiento democrático, porque sí, por caridad, por amor, por ¡Sí, qué pasa!, el grito de guerra de los chulapos. Burla va, burla viene, pero ese futuro inquieta.