El 11 de junio de 1515, es decir, hoy hace exactamente 500 años, se cerró formalmente la cuestión jurídica de la conquista de Navarra, tal y como nos recuerdan estos días los miembros de Nabarralde. Como dice Angel Rekalde, director de esta asociación, el acuerdo formal de la que algunos llaman incorporación, lo firmaron “en la ciudad de Burgos -no en Navarra-. Las Cortes de Castilla -no las navarras- decidieron que nuestra patria era suya porque se la había entregado el Papa de Roma. Sic. Literal. Lo dijo el duque de Alba, por encargo de su rey en una ceremonia de gala”.
Era el momento de vestir de legalidad y legitimidad ante Europa y el mundo entero lo que habían conseguido por las armas. La gente no decidió nada de nada. Desde entonces formamos parte de este reino español que ayer envió a sus máximos representantes a Leire, a otra ceremonia de gala, puede que por última vez. Vinieron a entregar el premio de la cultura navarra a un señor que habló de un tema tan incómodo para el poder como es la denuncia del “desmantelamiento” del saber en el que estamos instalados en la actualidad. Los reyes, Yolanda Barcina y el resto de miembros del saliente Gobierno estaban ayer muy serios. Todo tenía un aire de despedida.
Y otra fecha redonda que nos regala el caprichoso destino: el 24 de mayo de hace 30 años exactamente se llevó al Registro del Gobierno de Navarra la solicitud de permiso para poner en marcha una emisora de radio en euskera en Pamplona que se llamaría Euskalerria Irratia. Tres décadas después, también un 24 de mayo, la ciudadanía ha hecho posible con sus votos que ahora se pueda ver más cerca el final de esta injusticia que ha mantenido a esta emisora en la ilegalidad y la penuria económica durante demasiado tiempo.