La última columna
con los ojos clavados en la hoguera de San Juan y un pincho de chistorra arrimado a las ascuas, pensaba yo que eso que se canta de Sarna fuera, ona barnera, gaiztoa kanpora (Sarna fuera, lo bueno para adentro, lo malo para afuera) bien podría ser la base programática del nuevo Gobierno en Navarra. Se podría incluso actualizar un poco el texto al estilo Podemos y sustituir sarna por casta.
Esta nueva etapa política también tiene mucho de rito de purificación. Lo de levantar las alfombras, ventilar los despachos y oxigenar el ambiente va por ahí.
Y pensaba yo también que la de hoy va a ser mi última columna de esta temporada y que a saber de qué escribiremos el curso que viene los que hemos estado siempre a la contra. Va a ser una reconversión difícil y seguro que más de una vez nos vendrá a la mente eso de “contra UPN los columnistas vivíamos mejor” y echaremos en falta una y mil veces las baladronadas de Barcina en sus tournées por Madrid y su peculiar versión del ordeno y mando.
Será complicado hacer chistes y criticar esto o lo otro cuando todo va a estar en un equilibrio precario. Y contra ese acuerdo político en la cuerda floja permanente van a arremeter las fuerzas de la brunete mediática en cuanto se queden sin carnaza en Madrid. Y la oposición va a jugar fuerte en cuanto salga del estado de shock en el que se quedó hace ya un mes y un día y empiece a espabilar.
En cualquier caso, ahora llega el verano y será bonito tumbarse en la hierba o en la arena y saborear, por una vez, el triunfo del pueblo llano, aunque haya sido de chiripa.
Todo eso pensaba yo mientras se me calcinaba la chistorra sin darme cuenta.
¡Feliz verano y nos vemos en unas semanas!