Como sigue ocupando una posición destacada en los estantes de casi todas las farmacias, como oímos que no sé quién anda con el oscilococcinum que le va de maravilla para el catarro, y todo eso, no podemos dejar de pensar que la homeopatía es algo serio. Incluso hay médicos y farmacéuticos que parecen avalarla, y vemos campañas publicitarias de los laboratorios que producen esos remedios que, claro, dicen maravillas. Esas mismas empresas crean fundaciones e institutos para dar imagen a esta pseudoterapia y hasta han llegado a comprar cátedras y másters en universidades para promocionarse. Lo que siguen sin conseguir es convencer de la mejor forma posible: demostrando que son tratamientos efectivos.

A pesar de que de vez en cuando aparece, con gran alboroto mediático, porque no podemos olvidar que la homeopatía invierte más en mercadotecnia que en investigación, un estudio que parece que implica que sugiere alguna realidad para la homeopatía, nos encontramos con que si algo está demostrado más allá de la duda razonable es que la homeopatía no funciona, que lo único que opera es el placebo y su liturgia de parecer un acto médico y con médicos cómplices. Y el boca a boca, que prospera porque la gente somos así de ingenuos y buenos compradores. La realidad es otra: el último estudio que ha analizado 57 informes científicos de un total de 176 estudios publicados sobre el uso de la homeopatía muestra que no hay ningún efecto. No cura. La gente sana, pero no será por la homeopatía. El emperador está desnudo, siempre lo ha estado. Pero seguirán vendiendo homeopatía con todos los parabienes porque las cosas de la salud son así de incomprensibles, y la gente perderá tiempo y dinero con una terapia ineficaz: ojalá que esto no le suponga un problema, que luego llegue a tiempo a la medicina de verdad...