Tras diez cursos cobrando 7.000 euros por alumno, la Universidad de Barcelona ha decidido ahora eliminar su máster de Homeopatía, con mayúscula y sin evidencia científica. Aún programan cursos de acupuntura o naturopatía, aunque aplicando el mismo criterio de que el aval de la universidad no puede venderse ni se establece por criterios de popularidad o de moda, sino por el aval científico y la seriedad de los planteamientos, deberían haberse eliminado antes. Me queda la duda de si van a devolver el dinero a los ingenuos que creyeron que eso era una formación universitaria importante y útil para curar a las personas. Queda desde luego aún el reconocimiento por parte no solo de las autoridades académicas sino sobre todo de los colegios médicos y farmacéuticos que su colaboración necesaria con la difusión de las pseudomedicinas es errónea y lesiva para la salud. Afortunadamente la de Barcelona se suma a un creciente grupo de universidades, como tiempo atrás la Universidad Pública de Navarra (que erróneamente programó timos homeopáticos) o la de Zaragoza, que hasta montó una cátedra pagada por una industria del sector.
Ahora llegarán los homeópatas a llorar que ellos son como Galileo, atacados por la Inquisición que, de la mano de los intereses del gran capital y otros contubernios, intenta acallar su voz. Es un mensaje que funciona: miren los cuentos que venden gentes como Josep Pamies, con sus inexistentes milagros pseudomédicos, o los sospechosos milagros de las bioneuroemociones y demás? movimientos casi sectarios de sanación que sólo suponen negocios para aprovecharse de personas con el miedo a una enfermedad mortal. Lo he escrito muchas veces, y lo dijo un buen médico, Pedro Caba: la única alternativa a la medicina es una medicina mejor. Y no los másters del universo pagados por tramposos pseudocientíficos.