Leo: desde una visión holística podemos contemplar al ser humano como la conjunción armónica de distintos cuerpos o dimensiones, formados a su vez por campos de energía que vibran en distintas frecuencias. Esto no aparece en un folleto de un timador de esos holísticos (te sacan el dinero de cualquier y todas las maneras, de ahí el adjetivo), sino en la presentación de un curso de verano de la Universidad de Málaga donde bajo la excusa de toda esa palabrería estúpida te acaban vendiendo que cualquier cosa vale para curar mejor que la medicina de verdad. Lo firma una catedrática de genética, lo que genera una dosis mayor aún de indignación, porque a un funcionario universitario de ese nivel académico se le supone un compromiso con la verdad más allá de las creencias o los intereses económicos (que están mucho más ligados de lo que las buenas gentes creen).
Deberían eliminarlo ya. Ojo, no se trata de libertad de expresión ni de libertad de cátedra, sino de algo más elemental: la Universidad es una institución fundamental en los estados modernos porque difunde y avanza el conocimiento, y aquello que se celebra en sus sedes tiene así el aval de un compromiso honesto con la verdad y con la difusión del saber. Cuando se cuela un curso en la universidad donde meten el timo sectario de la bioneuroemoción, el engaño milenario de la medicina china, el exitoso fraude de la homeopatía, y donde se afirma que “desde esta postura la enfermedad se nos presenta como maestra y aliada y no como enemiga”, la Universidad de Málaga (y también todas las demás por no quejarse o desmarcarse) queda contaminada de charlatanería y estafa. Estas imposturas no deben permitirse, menos cuando juegan en el fondo con la salud y el dinero de las personas. La enfermedad no es tu amiga, las enfermedades matan. No sean gilipollas.