Se ha comentado ya en este mismo lugar. Una de las dos encuestas electorales que la semana pasada se publicaron sobre Navarra plantea la posibilidad de que Unidos Podemos quede por delante de UPN-PP en la repetición electoral del próximo domingo. Según esos mismos datos, incluso el quinto escaño en liza en la Comunidad Foral, que el último diciembre consiguió el PSOE, podría acabar engrosando la lista de diputados del tándem Iglesias-Garzón. Se comprende que a mucha gente se le hayan puesto los dientes largos. El sueño de décadas: la hasta ahora todopoderosa derecha apeada de la primera posición, y el PSOE, otrora secundario de lujo, desaparecido en el reparto de asientos del Congreso. Baño de humildad para la soberbia de la primera y correctivo al entreguismo colaboracionista del segundo. Dos pájaros de un tiro. Es una posibilidad remota, pero los beneficiarios de la encuesta no han tardado un segundo en redoblar sus apelaciones al voto útil del electorado progresista de la provincia. Seguro que algunos de ellos, militantes históricos de formaciones minoritarias, nunca se han vista en semejante tesitura. Imagino ahora, cuando sólo quedan cinco días, al votante y la votante de Geroa Bai o Bildu en un mar de dudas, ante la posibilidad, sin duda ilusionante, no sólo de contribuir a un cambio real en Madrid, sino, además, de pasar factura a quienes llevan décadas ninguneándole, cuando no simple y llanamente machacándole. Verdaderamente tentador. Sin embargo, en mi caso, no, gracias. Les deseo lo mejor, pero que sea sin mi papeleta. Aunque el partido se juegue allí, prefiero que mis jugadores tengan la cabeza aquí. Y yo no quiero que en el Congreso sea Íñigo Alli o Carlos Salvador el único que hable en nombre de esta tierra. ¿Voto útil? Cualquier voto que reafirme la apuesta por una Navarra diferente a la de esos señores será un voto útil.
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