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Vodevil

Animación de calle. El colectivo Hirekin (“okupación-expropiación-colectivización; si okupar es delito, ¡viva la delincuencia!”) marchó en kalejira hacia la ocupación de un edificio deshabitado en el paseo de Sarasate. La Policía Municipal tenía orden de no intervenir -nadie ha asumido su autoría-, pero la mediación telefónica y conminatoria del juez de guardia -casual testigo ocular de un flagrante delito penal de usurpación de bien inmueble- cambió los planes: de la inhibición a la represión. Como la comunicación judicial fue verbal y no por escrito -la precipitación es mala consejera-, se produjo un margen de subjetividad en la interpretación exacta de las instrucciones. El audio deja dudas razonables: no existe orden expresa de desalojo, pero el tono y el contexto parecen contemplarlo tras la confirmación de denuncia de la propiedad. El vodevil callejero -comedia frívola basada en el equívoco- terminó con heridos y detenidos. Policial: te iba a tolerar, pero te corro a hostias y mira que yo la tengo más larga que mi compañero (la porra extensible). Judicial: sheriff autoritario y apremiante en una situación con recetas más mesuradas. Político: Bildu protestó por la actuación de una Policía cuyo jefe directo es el Alcalde de Bildu, que nombró a un concejal delegado de Bildu y al nuevo jefe del cuerpo. Nadó a favor de la corriente de indignación de los okupas afectados y guardó la ropa de exigir responsabilidades políticas, que hubieran recaído en sus propias filas. Y el esperpéntico de los okupas, camuflados y cerrados a preguntas. Para no enredarse en la refriega, Asiron distingue entre valoraciones políticas de los partidos y el nivel institucional que le corresponde como Alcalde. Al parecer no extensivo a su primera teniente de alcalde, Patricia Perales, que tachó de inaceptable la fuerza policial. De momento, Bildu no concuerda ni con los okupas ni con la Policía local. Mandar y complacer no siempre puede ser.