Chicos, chicos, chicos
el otro día, quizá lo haya visto usted, participé con gente importante y majísima en una historia en la que unos cuantos chicos nos tachamos de eso que solemos tener los chicos de serie: la superioridad, la racionalidad, la seguridad, la sabiduría, la hombría... Y es que los machos de nuestra especie venimos de serie a este mundo (no necesariamente el mejor de los posibles) con un montón de tonterías que a las chicas se les niegan, o al menos se les cobran aparte como extras. En el vídeo de #metachodemacho, del Grupo Acción contra la Trata, con la colaboración del Ayuntamiento de Pamplona, elegíamos diez machadas que no lo son, para devolverlas al común de las humanas y los humanos. O para olvidarlas, al menos para aprender a olvidarlas.
Tenemos que releernos el contrato social, para ver las cláusulas suelo y techo que se colocaron de forma arbitraria. En lo del género, en lo étnico, en lo sexual, en tantas otras cosas. Y eliminarlas. Pero también para reconocer que las cosas se hicieron así porque ningún chico pensó en que debían ser de otro modo. Los que hemos estado, y seguimos estando, con las ventajas de partida, tenemos un deber: deshacernos de ellas o al menos compartirlas con vosotras. Cambiar las cosas puede ser posible. El otro día veía que las asociaciones de periodismo comienzan a reclamar referentes femeninas. Este próximo sábado es el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, sirva como ejemplo de un papel que vindicar. Mañana martes iré con el Club de Amigos (y Amigas) de la Ciencia a los Golem, a ver cómo unas mujeres negras fueron fundamentales para subir al espacio (la peli Talentos ocultos). Además hablarán mujeres de ciencias y letras. Será a las ocho de la tarde y será un gesto de esos que toda la gente debe empezar a obligarse a hacer.