Dulces timos en Cascante
He comentado otras veces que el uso de los espacios culturales públicos debe gestionarse con mimo, pues hay muchos aprovechados (entre ellos curanderos y vendemilagros de todo tipo) que aprovechan para colar, con marchamo institucional, un mensaje peligroso e interesado. Ceder así el espacio público a quien engaña, más en temas sensibles como la salud, demuestra irresponsabilidad y falta de cuidado por la sociedad que se representa. En los últimos tiempos esta idea se ha ido popularizando en casos notorios y a menudo la cordura acaba imponiéndose: recuerdo una reciente programación en una universidad gallega de un curso de astrología; hace un año lo de aquellos másteres de homeopatía; o esos cursos homofóbicos para curar enfermedades inexistentes...
Aunque siempre hay resquicios, más cuando la propuesta se disfraza de revolución ecológica o ambiental. Ojo: no todas las propuestas verdes son un timo. Pero hay timos que bajo esa etiqueta acaban bendecidos por instituciones públicas. Suele pasar que quien ha cedido la sala de cultura no sabía qué barbaridades iban a suceder en esa charla. Por eso cabe preguntarse si en el Centro Cultural Avenida del Ayuntamiento de Cascante saben que el próximo 10 de marzo acogen a una persona conocida por promover la ingesta de productos tóxicos para pretendidos fines curativos que no son ciertos; que incita a saltarse la regulación sanitaria europea porque él lo vale; que pone en duda la medicina y la sanidad públicas para vender sus recetas que ni están probadas ni funcionan. Josep Pámies va a dirigir su conventillo pseudocientífico y alucinado con la impunidad y el apoyo necesario de los representantes públicos de Cascante. Quizá porque nadie se ha leído las peligrosas mentiras que dice, no quiero creer que sea porque en el fondo le apoyen. Están a tiempo de evitarlo.