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La charca foral

No sólo en Madrid croan las ranas. La charca foral está muy animada esta última semana. Comenzaba el concierto el anuncio de la reactivación del caso Egüés, que investiga las irregularidades urbanísticas cometidas durante el mandato de UPN en el 4º municipio de la Comunidad Foral. Un par de días después, afloraban otros dos feos asuntos protagonizados por el mismo partido. Presuntamente, la UAGN, el sindicato agrario del Régimen, facturaba por cursillos de formación inexistentes que el Gobierno de UPN subvencionaba sin rechistar ni preguntar. 170.000 euros del ala. Informaciones periodísticas afirman que Javier Esparza, entonces consejero de Desarrollo Rural, fue informado personalmente por las escandalizadas trabajadoras del sindicato y que su reacción fue poner sobre aviso a los ahora investigados. Algo más cara salió a la Administración la planta de purines de la Ultzama que cerró sus puertas después de haber recibido más de 3 millones de dinero público. La investigación de Comptos ha acabado en la Fiscalía después de haberse detectado inexplicables fallos de gestión e inexplicados pagos duplicados. El órgano fiscalizador apunta a la responsabilidad de Patxi Pérez Arregui, alcalde del valle que puso en marcha el proyecto. Una persona que, posteriormente, fue director de Administración Local en el último Gobierno de UPN. Adivinen a las órdenes de quién. En efecto, Javier Esparza apadrinó su salto a la Administración foral y cuando UPN perdió el gobierno lo aupó a la ejecutiva regionalista. Ya es casualidad. Vale, esto no es la operación Lezo. No se está hablando de montantes de muchas decenas de millones de euros, como en los escándalos madrileños del PP. Pero el hedor -y el estilo de gobernar que ponen de manifiesto- es inconfundiblemente el mismo. A veces nos tienen que recordar por qué echamos a esta gente hace dos años.