Iñigo de la Serna, ministro de Fomento de Rajoy, a la competencia: “Si el Gobierno Foral no está dispuesto, el Ministerio llevará el TAV a Navarra”. Antes de que le pusieran el micrófono habría tenido su cuarto de hora de entrevista con la jefa de la sucursal. “Hala Iñigo, a por todas. Cuanto mayor, mejor”. La boca se le iría calentando con las obsequiosas preguntas del medio amigo. “Voy a dejar boquiabiertos a estos paletos”. Es cuando el engominado se fue arriba del todo. “¡Para cojones los míos!”. Y es que Trump hace estragos, no sólo en el medio ambiente. También creando estilo chulesco y bocazas. Lo curioso es que semejante salida de pata de banco, una bravuconada que ni de barra de bar, haya merecido cuatro columnas de titular. Los únicos kilómetros de TAV construidos en Navarra se han hecho con dinero adelantado por el anterior ejecutivo de UPN. Si las obras se paralizaron es porque no había dinero, no por falta de ganas de los que entonces mandaban aquí. Ahora, lo más claro que ha dejado el Ministerio es su nula intención de cambiar el modelo de financiación: si quieres que el ciego cante, la pasta por delante. Parece discutible que eso tenga que seguir siendo así, pero de serlo, algo tendrá que decir el que primero pone el parné. De la Serna es, después del ejecutivo de Barkos, el más consciente de que si el Gobierno de Navarra no quiere, o no puede, el proyecto continuará en su actual limbo. Las fuerzas que apoyan a la presidenta deberán antes ponerse de acuerdo sobre el modelo de tren, su conveniencia en los términos actuales, su viabilidad social y económica... Y si ese consenso no existe, o el Ministerio se enroca en un proyecto no aceptable, pues lo más seguro es que no haya TAV, ni TAP, ni lo que sea. Por mucho que a de la Serna le dé calentón cuando le ponen el micrófono en provincias.