“¡Ay, sir John, las cosas que hemos visto!”, decía frente al fuego maese Shallow con una sonrisilla senil al comienzo de Campanadas a medianoche. Cualquiera a partir de cierta edad podría decir lo mismo: con nostalgia, con ironía, con rencor (o con una mezcla de todo eso y algunas especias). Yo añado: ¡y las que vamos a ver todavía! De hecho, como bien dijo Pítaco de Mitilene, la curiosidad es una de las mejores razones para no morirse. ¿Veremos algún día a Cataluña separarse de España? Es muy probable. No soy futurólogo, ya me gustaría. Pero el vaticinio es una tentación cada vez más extendida. Últimamente, están saliendo muchos médicos y científicos vaticinando que pronto vamos a alcanzar una esperanza de vida de 140 años. No sé si me gusta, pero si fuera así, las posibilidades de que en efecto viéramos una Cataluña independiente serían aún mayores. Para que algo se haga realidad primero hay que soñarlo. Y eso ya está soñado. Lo que sí sé es que si Cataluña lo consigue, el País Vasco irá detrás. Y la pregunta es: ¿qué haríamos nosotros, navarros orgullosos, ante una hipotética desarticulación de la vieja y cansada España? Puede ocurrir y puede que nos toque votar. No estaría de más empezar a pensarlo. ¿Sería mejor unirse a los vascos o a los riojanos? También nosotros podríamos separarnos, ¿por que no? Los futurólogos de la ciencia y la tecnología siempre vaticinan avances y maravillas. Mientras que los futurólogos de la política y la historia siempre imaginan distopías y sociedades hipercontroladas. Ya digo, yo aún conservo la curiosidad. Sobre todo por ver cómo evoluciona el sistema de pensiones. Eso sí que es un misterio. Por cierto, la entidad financiera líder en la custodia y gestión de los planes de pensiones de los españoles es actualmente CaixaBank, ¿no es gracioso? El dinero siempre aparece por un lado u otro. En fin, como bien dijo el diablo, ya veremos.
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