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Zabaleta

lo suyo sería el Senado. Por edad y como político emérito. Patxi Zabaleta (Leitza, 70 años), combativo desde y dentro de la izquierda abertzale, ha disuelto su última obra (Aralar) y sugiere la reinvención de Nafarroa Bai para las próximas elecciones generales. Con esa marca, solo él puede hacerlo: la tiene registrada. Esa coalición nació por acuerdo entre Aralar y Eusko Alkartasuna, un poco a regañadientes de Begoña Errazti, máxima dirigente entonces de la escisión del PNV. En las generales de 2004 y 2008 rondó el 18% de los votos en Navarra, con un escaño en cada caso (Uxue Barkos). Sirvió, por tanto, para que la sensibilidad vasquista de Navarra tuviera voz y voto en el hemiciclo de la carrera de San Jerónimo. En origen, Zabaleta y Errasti desestimaron la fórmula para los comicios autonómicos, pero hubiera sido torpe renunciar a los réditos locales de una amalgama de éxito. La sigla agrupaba también a Batzarre, PNV e independientes. NaBai obtuvo 12 escaños (23,6% de los votos) en 2007 y se constituyó en la segunda fuerza política de la Comunidad. Batzarre abandonaría la coalición por entender que primaba el criterio nacionalista, y EA fue excluida por sus acuerdos estratégicos con Batasuna-Sortu. En 2011, NaBai perdió 4 escaños y 8 puntos porcentuales en el Parlamento Foral. Las generales de ese mismo año liquidaron la coalición. Geroa Bai (Barkos) y Amaiur (Cuadra) consiguieron sendos escaños en el Congreso. Ya en 2015, la representación navarra de nomenclatura abertzale decayó en beneficio de dos diputados de Podemos. Es lo que Patxi Zabaleta quiere recuperar. El promotor y principal liquidador de NaBai sacude al resto de miembros de la coalición (incapacidad del PNV para poderse aliar con la izquierda abertzale; monserga de los independientes sobre su representación), pero omite la deseable autocrítica en la disolución: “Que sean otros los que digan cuáles fueron nuestros errores”. Zabaleta: enterrador resucitador.