Incumplimiento
Un borrón en el diploma de “Excelencia en política social” que se adjudica el gobierno de Barkos: la Coordinadora de ONG de Desarrollo considera que a los destinatarios de sus misiones #LesDanLaEspalda. Una foto demoledora a las puertas de Palacio. La Ayuda Oficial al Desarrollo partió con 2,5 millones de euros en 1992. Crecimiento constante hasta su cenit en 2008 (20,7). En los años siguientes cayó hasta los 4 millones, de forma drástica de 2012 a 2014. En los últimos cuatro años ha aumentado en 4 millones, hasta los 8,3 de 2018; es decir, 12,4 por debajo del máximo histórico. Datos oficiales. Casi una cuarta parte del incremento se debe a la casilla marcada por los contribuyentes en el IRPF. El acuerdo programático del cuatripartito -enfatiza la Coordinadora- contempla una aportación del 0,5% del Presupuesto de Navarra al término de la legislatura, objetivo reclamado por resolución del pleno del Parlamento en mayo de este mismo año. Las cifras están en el 0,27% de 2018 y el 0,26% de 2019. Compromiso incumplido. Las ONGD (46) se muestran severas con el Ejecutivo: “engaño sistemático” y comportamiento “vergonzoso” de un Gobierno que -según presume- “abandera la justicia social y la solidaridad internacional”. En contraste con el “referente” que ha sido Navarra en la cooperación internacional al desarrollo. La ayuda al desarrollo nació como idea mediado el siglo pasado. La Asamblea General de la ONU la tasó en 1980 en un 0,7% del PIB. Solo cinco o seis países han alcanzado esa cuantía. España fue el que más redujo su aportación entre 2008 (0,45) y 2014 (0,14). El 0,19 en 2017. El 0,7 era objetivo 2015. La Cumbre Internacional de Financiación al Desarrollo de Monterrey lo dilató hasta 2030. Las ayudas institucionales al desarrollo son parches sentimentales a la desigualdad estructural y provocada. En tiempo de bonanza económica. Con dispersión de objetivos, exceso de intermediarios y control laxo. A revisión crítica. Necesaria.