Autosuficiencia
Escribía el otro día un lector en las cartas a este DIARIO DE NOTICIAS que mi “exceso de autosuficiencia puede esconder algún miedo o complejo”. Para arreglarlo me proponía que viera una entrevista promocional a un charlatán en YouTube creada por un canal que se dedica a vender una revista que promociona mentiras y barbaridades pseudomédicas, esa gente que además de traficar con invenciones y falsas esperanzas luego monta congresos y saraos para sacar dinero a muchos ingenuos. También me invitaba a leer al pandit Gopi Krishna, cosa que hice hace años con poca conclusión más allá de que ese esoterismo no es para mí; gente que ha llenado de misticismo y máximas más o menos obvias, más o menos intensas y perfectamente gratuitas el mundo editorial. Siempre hay quien ve en ello una guía, una luz... También recibo memes con estupideces de Paulo Coelho y gatitos y sigo pensando que prefiero que se invierta en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y no en pagar a gurús con supuestas energías tan sutiles como inexistentes, que en nada ayudan a las enfermedades reales.
Nunca me he pretendido autosuficiente: mi apuesta por la ciencia es más bien agarrarme a algo que puede evitar que nos vayamos a la mierda, no es un credo sino una apuesta crítica mientras vamos conociendo mejor el mundo e intentando encontrar soluciones a lo que hemos ido rompiendo. Comprendo que antes se pudiera creer en imposibles conexiones entre la piel, el iris, las orejas, los pies y el funcionamiento de los órganos, como pretenden charlatanerías energéticas orientales, ahora es difícil: no hay tal, ni existen esas analogías ni esas energías del chicún. Qué le vamos a hacer, si no les gusta la ciencia, cosa que respeto, no mejora en nada cambiarla por algo que ya se ha demostrado falso. Ni miedos ni complejos: verdades o mentiras.