Pasapalabra
Me sonaba que Buenafuente había dicho algo sobre los becarios. Me refiero a los Goya. Ya sabes, este sábado se celebra la ceremonia de entrega de los Premios Goya. La fiesta del cine español. Y al parecer se ha montado una pequeña polémica con el tema de los becarios. ¿Qué es un becario? ¿Alguien dispuesto a trabajar gratis porque le interesa? Que cada cual lo defina como quiera. Este año, la gala de los Goya la va a dirigir Buenafuente y la va producir su productora, El Terrat. A mí me encanta Buenafuente y seguro que lo hace muy bien. Pero al parecer un grupo de estudiantes ha querido hacer pública una queja sobre este asunto. Se ofrece un trabajo al que se le aplica la categoría de prácticas. Se da el nombre de becarios a quienes van a realizar ese trabajo. Y finalmente no se les paga. ¡Alehop! Ellos denuncian que no se les da ni el alojamiento ni la comida. En fin. El caso es que he tecleado en Google y me han salido algunos viejos monólogos de Buenafuente denunciando con su habitual ironía con puntería el exceso al que ha llegado la explotación de los becarios en este país (en el que ahora los pícaros son los empresarios). Te partes. Habla de “becarios de entre 40 y 60 años”. Dice (imagínatelo a él): “Hemos inventado una nueva categoría laboral: el becario sénior”. Cuenta que, con la crisis, el número de becarios ha crecido un 350%. Que somos el país europeo con más becarios después de Eslovenia. Y luego se encoge de hombros con mala baba y suelta: “Ese es el milagro español, ¿verdad?” El debate es sutil: lo sé. Lo sé. Te explican que el becario se beneficia porque aprende. No cobra, vale, pero aprende. Algunos cobran tan poco que casi es peor. Me acaban de contar el caso de un músico becario de una orquesta profesional al que le pagan con tres entradas por concierto. Ya digo: te partes. Contiene la x: “Abuso de alguien para obtener un beneficio”. Once letras.