A nadie le ha sorprendido la negativa de Navarra Suma a negociar los presupuestos generales de Navarra o la política fiscal con Chivite, bajo el argumento de que o negocia con Bildu o con ellos. Bueno, la presencia de Bildu le sirve perfectamente a Navarra Suma para su estrategia permanente de confrontación, bajo el argumento de todos conocido, que no deja de ser falaz en una buena parte de sus puntos. Te puede gustar mucho o nada Bildu, pero no es lo que Navarra Suma dice que es. No es la HB de los 80 o los 90, aunque tenga algunos puntos e hilos que se unen con aquello. Pero no es aquello y aquello, además, ya no está entre nosotros. Luego, cierto, hay recorridos que realizar por parte de la izquierda aber-tzale, a la que le falta por asumir y reconocer de un modo menos escapista y generalista mucho o todo de lo sucedido en la parte que le atañe -y le atañe mucha-, pero eso no convierte directamente a la totalidad de la formación en ese clavo ardiendo al que se aferra Navarra Suma para justificar su renuncia a aportar algo en positivo a esta comunidad. No está la derecha navarra por esa labor y tampoco lo estaría si Bildu hubiese quedado fuera de la ecuación, porque el orgullo les impediría pactar nada con Geroa Bai, Podemos e I-E. La capacidad de asumir que uno es solo una parte, aunque sea importante, de la sociedad, es una capacidad que aún no ha desarrollado esta gente, tras 25 años en el poder político y muchos más en las influencias social y económica. No se consideran unos más y, como no se consideran así, nada van a moverse de su postura, consistente en enmierdar al gobierno actual con la mandanga mora de Bildu. Si no, la excusa sería otra: Geroa, el comunismo, Ho Chi Minh o Koprotkin. Aun dejando pelos en la gatera, por todas las partes implicadas, la sociedad va avanzando. Y la derecha sigue parada en sus consignas de siempre. Es su única apuesta.