El sábado la Policía Foral publicó este tuit en Twitter: "Con 85 años y al volante... poco ha pasado, pero se le denuncia por no ceder el paso y provocar daños en otro turismo". Este tuit es ofensivo viniendo de un estamento oficial público, al que sustentará con sus impuestos seguro que el infractor mencionado. Podemos discutir miles de horas acerca de si es conveniente o no que a ciertas edades se conduzca, que se permita, lo que ustedes quieran, pero si la legalidad vigente es esta el encargado de gestionar la cuenta de Twitter de la Policía Foral no es absolutamente nadie para mandar reprimendas basadas en la edad "Con 85 años y al volante?", con un tuit faltón y cargado de desprecio hacia alguien que lo que ha tenido es un despiste. Al día siguiente, el domingo, pusieron este otro tuit, acompañado de una foto subido a un quitamiedos al lado de una estación de servicio: "Conductora de 87 años, reposta en área de la A-12 sin freno de manos y...". Bien, en este no le regaña por conducir con 87 años, como hace con el de 85, pero le pega la vaciladita. La redacción es obvia: menciono la edad, pongo la foto, la perspectiva, dejo los puntos suspensivos y ya tengo la gracieta hecha y al colectivo de conductores mayores bien señaladitos, mientras media comunidad se mama y se droga como avutardas entre los 20 y los 50 años y cogen el coche. ¿Señalar? Vamos a por estos buenos ancianitos. Ya digo que no soy nadie para valorar las edades a las que igual sí o no hay que conducir, ni la exigencia o laxitud de los tests para renovar carnet -si el Gobierno de Navarra o Policía Foral lo creen así que lo hablen con los organismos pertinentes-. No es el tema de la columna. El tema de la columna es que antes de hacer bromitas desde una cuenta oficial y más con asuntos serios y personas reales con carnet en regla hay que probar a meterse la lengua en el culo y tener respeto.