a siento hablar de la muerte. Hasta ayer solo se ofrecían las cifras de aquellas personas que morían en los hospitales y a las que se les había realizado la prueba. El resultado es que hasta ayer esas personas eran 261 en Navarra, pero no se contabilizaban a las 79 que habían fallecido en residencias de ancianos o domicilios también con la prueba realizada. Desde ayer, el Gobierno de Navarra sí suma esos datos, una suma que sigue sin hacer el Ministerio de Sanidad y que tampoco se hace en decenas de países, que en sus datos oficiales solo incluyen los muertos en hospitales. Es una manera como otra cualquiera de mentir o de escaquear información. Los datos como tales no sirven nada, lo importante es cuidar a las personas, pero darlos mal o incompletos es grave en situaciones así. Amén de estas 340 personas había hasta ayer unos 155 mayores que han fallecido en residencias con síntomas compatibles con el Covid, pero sin prueba realizada. Oficialmente, no pasarán a la estadística, pero el Gobierno de Navarra haría bien en añadirlos al menos en sus notas de prensa y cifras. Hace muchos años ya que el Instituto Carlos III analiza cada día las muertes ocurridas y las esperadas por comunidades y así, por ejemplo, calcula los efectos de epidemias de gripe más allá de las cifras oficiales. Lo está haciendo con el Covid, aunque aún falten datos. Se llama Vigilancia del Exceso de Mortalidad Diaria y también existe a nivel europeo. Esa vigilancia dice que del 22 al 14 de abril en Navarra murieron 933 personas. Lo normal hubiesen sido 382. Esto significa que hay un exceso de 550. ¿Recuerdan las cifras del inicio? 340 muertes confirmadas y 155 posibles= 495. Esto se acerca a la realidad. El gobierno que mejor y sin menos maquillaje nos cuente la verdad estará haciendo el trabajo -uno de ellos- para el que se le eligió. Navarra ya ha empezado y se agradece.