ace unos días se supo que los exdirectivos de Osasuna encausados por eludir pagos a la Hacienda de Navarra tanto de IRPF como de IVA entre 2010 y 2013 iban a eludir la cárcel tras haber pactado con las acusaciones penas menores. Dicho pacto previo al juicio anula de facto el propio juicio y la ciudadanía navarra se va a quedar sin saber un asunto tan jugoso como el que se hubiese planteado: ¿cómo era posible que Hacienda no se enterase de los reiterados impagos de Osasuna y quién y cómo en caso de si enterarse permitía que esto fuese así durante bastantes años? Porque, no olvidemos, el agujero que Osasuna generó con Hacienda fue de decenas de millones de euros y, tampoco olvidemos, antiguos dirigentes -Izco, Archanco, Vizcay, Purroy- tanto en su momento en asambleas de socios compromisarios como en los interrogatorios de juez manifestaron claramente que “Hacienda miro para otro lado” (Izco) o que “con Hacienda se estaba en permanente contacto y se nos decía que no nos preocupásemos” (Vizcay). El procedimiento es simple: si no pagas a Hacienda tienes dinero en caja para pagar a jugadores con fichas que si pagases a Hacienda no pudieses pagar. Se llama dopaje financiero público, pero en la chepa del contribuyente, claro, que además leía insistentemente que otros equipos de otras regiones sí eran ayudados -y lo eran y lo son, lo que debería estar prohibido por ley, puesto que desvirtúa la competición e infla con dinero público sueldos millonarios- y que Osasuna no, que solo eran trabas, cuando por debajo de la mesa lo que pasaba es que Osasuna no cumplía con el fisco y, por tanto, recibía de manera indirecta paladas de millones que como no gastaba en pagar a Hacienda gastaba en fichas y a saber en qué más, claro. Pues todo esto y sus vericuetos nos lo vamos a perder, como tantísimas cosas de la gloriosa era en la que UPN hacía y deshacía desde Cortes hasta Bera.