a tenemos la tontería consumada y la primera cabeza en la bandeja. Y no una cabeza cualquiera, puesto que Ayerdi, más allá de coincidir o no con su manera de funcionar, fue un peso pesado en el anterior gobierno en un área clave y lo era en este. Pero la tontería es lo que tiene, que te puede acabar estallando en la cara. Porque tontería colosal es aprobar leyes que te pueden poner a los pies de los caballos y además a cargo de tus propios rivales políticos y te pueden obligar a dejar tu cargo cuando no se ha demostrado nada más allá de que están investigando una decisión. Estableces así una dinámica perversa que no busca ni mucho menos la transparencia o el buen gobierno sino solamente cobrarse piezas. Ni siquiera si de la investigación emanase una sentencia firme contra Ayerdi se puede afirmar que esta ley aporta nada positivo, porque lo que es injusto es la ley, no el resultado final de la investigación: si se confirma que es culpable de lo que se le acusa, por supuesto fuera y a cumplir lo que le toque, pero mientras tanto no se puede estar al albur de esto. Y lo digo con Ayerdi como lo hubiese dicho con todos los gobiernos de UPN, aquellos que decidían salvar a constructores como Samaniego y meter 50 millones en Los Arcos o vender EHN o decenas de inversiones fallidas y cogidas por los pelos, así como toda clase de proyectos ejecutados bajo el paraguas del famoso artículo Porque nos sale de los cojones. Ahí tenemos el Auditorio de Javier, montones de millones enterrados en Sodena y muchos sitios más, peajes en la sombra€ ¿Hubiese sido justo que se tuviesen que ir a la calle solamente por tener la condición jurídica de investigados? Pues no. Ni mucho menos. Como no lo sería fuera de la política. Hay que respetar la presunción de inocencia y eso debería ser sagrado, pero fueron los propios partidos los que firmaron esa ley, así que ahora toca comérsela con patatas.