ace unos días murió Rodríguez Galindo y las redes se llenaron de críticas por su pasado -fue condenado a 71 años de cárcel por el asesinato de Lasa y Zabala, entre otras lindezas- y al mismo tiempo de alabanzas, aunque estas más minoritarias, pero que existieron. Consuelo Ordóñez, de Covite, hermana del concejal del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA, criticó esas alabanzas, en un gesto que seguro pilló a muchos con el pie cambiado, que ven a Galindo como un héroe de la Guardia Civil en la lucha contra ETA. Bueno, no hay que ser muy avispado -tan solo tener memoria- para afirmar que en los 80 y los 90, los 00 y aún algo en los 10 la guerra sucia, la tortura y toda clase de abusos de todo tipo y condición legales e ilegales que se llevaron a cabo con ETA en funcionamiento y ya sin funcionar contaron con el silencio de millones de personas y con el aplauso privado de esos mismos millones, muchos de los cuales siguen circulando en silencio ahora mismo y si se les preguntase y no constase en acta contestarían sin pestañear: poca borra se les dio. Esto no hace falta que venga en las encuestas oficiales, simplemente estaba en las charlas de aquellos años y en las mentes de muchos: cualquier cosa valía contra ETA y cualquier cosa es cualquier cosa. Hablo de gente de la calle, como había gente en la calle que apoyaba lo que hacía ETA y lo decía tanto en privado como en público. Negar esto ahora es como negar que sale el sol cada mañana o negar que no hemos vivido jamás en Disneylandia sino más bien en una pocilga hasta hace bien poco y aún queda. Ahora está bien tener miras más altas y no justificar ni un solo daño ni infringido ni recibido, pero no es real ni cierto pretender hacer ver que la guerra sucia contra ETA era algo mayoritariamente mal visto. No era así. Si hubiese sido así no hubiese pasado mucho de lo que pasó en ese campo.