e conseguido superar un verano más. Bueno, aunque aún quedan unos días. Pero a efectos de vacaciones es como si ya no fuera verano y por eso puedo decir, sin ánimo de vanagloriarme pero sí al menos de sentirme satisfecho conmigo mismo, que lo he vuelto a lograr: no he pasado ni una sola noche ni en una autocaravana ni en una furgoneta camperizada. Ojo: respeto total a los usuarios y usuarias de estos artefactos rodantes quema gasolina que de unos años a esta parte se han vuelto casi un asunto de vida o muerte, pero a mí no me pillan durmiendo en uno de esos, que sí, que muy guay amanecer mirando la Estaca de Bares o el Aneto pero que a mí cocinar mientras me ducho y cagar con las plantas de los pies haciendo palanca contra la puerta no me va. "Pues me he comprado una furgo y la estoy camperizando". Ole tú y todos los tuyos. ¿Qué será lo siguiente, dormir en invierno en el balcón entre semana, construiros una cabaña de madera en Winnipeg, haceros Amish? Ya digo, como idea me gusta, pero es que como idea me gusta en esta vida casi todo, pero luego métete ahí dentro y me cuentas. Por no hablar de la choja, claro, que parece barato y a nada que no hagas más de 100 noches anuales durante 20 años te sale más a cuenta dormir en hoteles de cinco estrellas. No, en serio, que me parece muy bien. Tenemos que haber gente pató y por suerte la habemos, así que id vosotros en vuestros artilugios y dejadnos a los burgueses pobres seguir yendo de hotel peleón o de apartamento mientras vosotros veis amanecer en Tarifa y si le pegas sin querer con el codo a la taza del desayuno se te suelta el freno de mano y amaneces en el agua con la Renault Traffic desplegando las alas. Pero bueno, sí que es verdad que al final la vida consiste en camperizarse cada uno lo mejor posible para cruzarla cada cual como más se le adapte. Aunque haya que cagar de medio lao.