espués de todo un curso escolar de pandemia y con el segundo ya iniciado, los alumnos y alumnas de Primaria siguen siendo los que más perjuicios suman de toda la red escolar y posiblemente del conjunto de la sociedad a nivel de exigencia de protocolos, todo ello sin que a día de hoy y cuando se tienen estadísticas de hasta cuándo vamos al baño cada navarro se nos haya ofrecido un solo dato de qué porcentaje de niños y niñas de Primaria han dado positivo en covid después de que lo diera un compañero de clase. Llevan mascarilla en todo momento, pero si hay un positivo en su aula mandan a todos para casa 10 días, al agujero. El año pasado fueron los únicos que tuvieron ese protocolo y este año es lo mismo. Les hacen pcr al principio y al final, pero el caso es que de esas miles y miles y miles de pcrs que se hicieron el año pasado no sabemos ni una sola cifra de positivos o negativos. Ni una. Sabemos que más de la mitad del alumnado de esas edades entre 5 y 12 años tuvieron que marcharse confinados al menos 10 días a casa -hubo casos sangrantes de hasta 3 y 4 confinamientos, con lo que eso supone para las criaturas- pero ni una sola palabra de si tras un positivo inicial localizado el porcentaje posterior detectado en esa clase fue el 1%, el 3%, el 10% o el 22%. Ni un número que se nos haya ofrecido para avalar o no avalar con rigor una medida que afecta a unos 30.000 escolares y a sus consiguientes progenitores, que revisan los chats de whattsapp con el canguelo de que alguien un día ponga Pues ya siento comentaros que. Efectivamente y como es lógico, con la vacuna ahora son los menores de 12 años los que puedan tener una mayor incidencia acumulada -por ahora no desbocada, veremos- y por supuesto la prevención es necesaria, pero en aras de esa prevención son los que más exigencia y castigo sufren y, reitero, sin una explicación numérica que avale dicha política.