magino que es normal dar un respingo cuando te levantas, ves el número de positivos por covid del día anterior y lees que es la cifra más alta en dos meses, unido a que ya se llevan varias semanas en las que, sin grandes escaladas, sí que se está elevando la incidencia y la cantidad de infectados por covid. Según dicen los expertos esto es normal a pesar del alto grado de vacunación. Y lo es porque la vacunación aunque reduce mucho el contagio no lo elimina, porque se está incrementando el volumen de interacción social y porque además esta interacción cada día tiene lugar mucho más en sitios cerrados, habida cuenta de que las temperaturas ya no invitan a estar demasiado en la calle como hasta hace unos pocos días. Por ahora, esta subida de casos no se está traduciendo de una manera preocupante en más ingresos hospitalarios, pero esto no evita temer que si la escalada sigue hacia arriba en las próximas semanas sí que asistamos a un escenario cuando menos más tenso que el actual. Supongo que esto es lo que sí que efectivamente es aquello que nos decían de convivir con el virus, que no es otra cosa que saber que está ahí y que ha venido para quedarse, que habrá fases de mayor impacto y fases más calmadas y que serán en principio quienes no se vacunen los que mayor riesgo asuman. El jueves contaban desde Salud que en los últimos días 3 personas no vacunadas y de mediana edad entraron a la UCI directamente vía Urgencias y lo cierto es que a estas alturas no deja de sorprender que sigan existiendo ciudadanos que eviten la vacuna y prefieran exponerse a la posibilidad aunque sea baja estadísticamente de cogerse el bicho y lo que a algunos les acarrea. Uno de cada 5 navarros de entre 30 y 39 años, por ejemplo, no se ha acercado a la vacuna, una cifra que se antoja demasiado alta pero, oye, a ver qué nos depara noviembre. Es todo una incógnita.