Imaginemos la escena: una clase de primaria de un colegio de Murcia, un día cualquiera. Habla la profesora: "Por favor, vamos a comenzar la clase. Hoy vamos a contar con la presencia de una persona que nos va a hablar sobre la igualdad de género, así que por favor, entregad el permiso firmado por vuestro padre, madre o tutor legal que dice que podéis participar en esta sesión. Si no lo tenéis, se os ha olvidado en casa o lo habéis perdido en la mochila, por favor, salid del aula e id a la biblioteca a estudiar, si tenéis el permiso firmado por vuestro padre, madre o tutor legal para estar en la biblioteca dentro del horario lectivo. Si no lo tenéis tendréis que ir a la clase de al lado con un profesor de apoyo que estará con vosotros siempre y cuando tengáis el consentimiento paterno firmado para poder estar con un docente que no es el tutor ni un especialista de las materias incluídas en el área curricular del curso correspondiente. (Toda la información sobre esta persona, su curriculum y el informe sobre sus afinidades políticas y religiosas ya lo hemos enviado previamente a vuestras casas por correo electrónico). Si no tenéis este permiso tendréis que esperar en portería hasta que llamemos a vuestros padres a que vengan a recogeros. Os recuerdo que en el caso de permanecer en portería no podéis hablar con los bedeles ni con ninguna otra persona con el fin de evitar que cualquiera os imponga su ideología marxista-feminista-comunista y transexual en un descuido."

Esto no es más que una elucubración futurista, pero ojo, que no sabemos hasta dónde podríamos llegar si nos dejáramos llevar por el miedo obsesivo de algunos a que les adoctrinen a los hijos.