Teodoro se atusa el bigote y se ajusta la pajarita. También se ha puesto el traje de paño marrón, el bueno. Como la mujer del César, el ingeniero que vuelve de Oklahoma ha de serlo y parecerlo.

-¡Suba al sidecar, padre! Que nos vamos de excursión.

-¿A dónde me llevas, hijo mío?

-A Navas del Rey, le va a gustar. Y eso que no llegamos a la bendición del camión de basura, fue el lunes.

-¿Qué me narras, criatura?

-Llevaban 25 años con el mismo camión, y como les ha costado mucho conseguir uno nuevo, pues eso.

-¡Qué menos que bendecirlo! ¿No da las gracias el viejo labrador a su calabaza por acompañarle y escucharle las penas? Pues esto es lo mismo. ¿Y el alcalde? ¿Qué decía?

-Estaba contento, el hombre. Le gritaban “¡Alcalde! ¡Todos somos contingentes, pero tú eres necesario!”.

-Normal. Irían todas las autoridades de Madrid.

-Hasta el vicepresidente de la Comunidad. El presidente no llegó, se ve que estaba buscando taxi y como andan de huelga?

-Gobernar no es tarea fácil, hijo. No sé cómo estará el patio en Oklahoma, pero desde luego aquí?

-Allí hasta peor.

-Fíjate, desde que hay más de dos partidos para elegir todo está manga por hombro. Sin ir más lejos, el otro día Savater decía que Podemos era más peligroso que VOX, y los 5 millones de personas que les habían votado, tontos perdidos.

-¿Eso dijo?

-Bueno, lo de perdidos lo he añadido yo. Ya sabes que me gusta crear.

-Tengo que ir al banco a sacar dinero para repostar.

-Eso ya se hace en Correos, ¡antiguo! Los bancos sólo atienden dentro del ordenador.

-¿Sabe qué le digo, padre? Que me he cansado de tanto pensar.

-Pues al catre. Ya saldremos de viaje mañana.

Teodoro en pijama y Jimmy en camisón se meten a la cama de matrimonio.

-Hala, padre, apague la luz.

-Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?

-¡Padre!

-Déjate, déjate, que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama.