veces viajo. Como ayer mientras todos dormían. Suena excitante ahora, viajar. Lo prohibido. Así que me asomo a una imagen de un río verde y largo como un cocodrilo dormido. De su cola sale un niño con cabello negro que destella mientras empapa una espalda morena. Es un niño Shuar y vive en el Amazonas ecuatoriano. A él y a unos cuantos más que comparten el mismo claro de la selva les ha seguido de cerca un tiempo un antropólogo. En su trabajo de campo ha comprobado que son muy activos, se alimentan en esencia de plátanos y plantas, aquí verduras, y cada día cargan a su espalda con cestos llenos de lo que luego comerán, o con lo que construirán esterillas, o moldearán cuencos vegetales. Los cestos van sujetos a su frente por una cinta de cuero. Si sumas el peso de todas esas cargas a lo largo de un día casi alcanza el suyo. Para el antropólogo estos niños no están ni gordos ni malnutridos. Los comparó con niños de Gran Bretaña y de Estados Unidos urbanitas, algo más sedentarios y obesos. Y resultó que unos en su selva y otros en su asfalto queman parecidas calorías diarias. Así que ha concluido que la clave para recortar gordura cuando es mucha no reside en el ejercicio, sino en la alimentación. Cosas que aprendes viajando. Terminé hace poco Jenisjoplin. En este libro Uxue Alberdi cuenta muy bien muchas cosas. La historia de una protagonista muy cañera, compleja, nada fácil ni concesiva, dura y vulnerable en una realidad intensa y afilada como la que vivimos aquí en los 80. Punkis, barricadas, canciones de dos minutos, speed, enfrentamientos con la policía. Y sida. Pero después, en los 2000. Una historia de bar y txupa de cuero, de disidencia constante y búsqueda intelectual de respuestas fuera del sistema, de un tipo de rebeldía, la de no permitirse la aceptación y la calma y elegir siempre el lugar incómodo que termina haciéndose zona de confort. Otro viaje. No son como recorrer el valle japonés del Kiso, la cala de Menorca, los patios interiores y las avenidas de Berlín o bañarse en la costa sudafricana pero alimentan. Mucho.