Arabia Saudí, esa ejemplar democracia, se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Pamplona para organizar encierros. Con dinero todo es posible, sea importar cornadas o exportar amnesia. Hablamos de Mercaderes. Recuerdo que en Riad no hay libertad religiosa, expresiva, ideológica, sindical, sexual, etílica? Nada más despertar uno ya delinque, pues sin querer piensa. Campechano I conoce aquello.

Allí las mujeres pueden conducir desde el pasado verano. Enhorabuena. Sin embargo, aún necesitan la firma de un macho para ir a la universidad, operarse o trabajar. Se les permite volar a los reinos del Golfo con una tarjeta especial que incluye un GPS de seguimiento, no se vayan a engolfar. Si son lesbianas se les facilita el viaje a la tumba, y si son adúlteras, y si son apóstatas, en lo que ya se igualan a los hombres. Cabe añadir lo de los inmigrantes casi esclavos, y lo de Yemen, pero la columna da para lo que da.

Tampoco la gestión municipal da para tanto, así que comprendo que no se haga una peineta a esos hípsters de la sharía. El planeta es demasiado complejo como para arreglarlo desde una concejalía. Sólo sorprende, por decir algo, que al mismo tiempo el Consistorio boicotee a otro país, el único de los 194 del mundo que al parecer lo merece, y declare “a su embajador y a cualquiera de sus representantes personas non gratas, denegando toda solicitud de reunión institucional, así como la cesión de espacios públicos para actividades subvencionadas por su Ministerio de Cultura”. El jeque es más grato que Noa, claro, aunque olvide que las chicas también pueden ser divinas. En fin, shabat shalom. Verles lanzar vivas a un cristiano será una primicia.